¿Hay formas de sanar el árbol, sin necesidad de realizar un trabajo interior profundo?

Son distintas las personas que sueltan preguntas como ésta, pero la respuesta es definitiva y siempre la misma: no.

En primer lugar, todo lo que podemos trabajar del árbol comienza con nosotros mismos, porque es el único terreno en el que tenemos pleno derecho, injerencia, y es el más fértil para labrar.

El dolor que llevamos, los recuerdos, las heridas, las memorias ancestrales: todo eso está en nosotros. Para sanar y liberarse no se trabaja con el pasado ni con el futuro, sino en el presente.

Lo que en verdad transforma y devuelve plenitud es la toma de consciencia, y los cambios que cada persona puede llevar a la práctica gradualmente a partir de las resignificaciones y comprensiones que ocurren durante el trabajo personal.

Cualquier promesa de sanación basada en fórmulas genéricas o que no incluye un sendero cuidadoso y comprometido, simplemente no funcionará totalmente o será superficial, inestable o de corta duración.

Todo intento de hallar responsables en otros, sean los antepasados, los pares o los recién llegados al sistema, quita el punto de encaje y el poder personal necesario para realizar algún cambio positivo. Refleja falta de comprensión, y la necesidad de corregir varios elementos en relación a la mirada sobre la vida.

La noble tarea de comprender amorosamente el transgeneracional, reordenarlo, balancearlo y poner cada pieza en su lugar no es una acción única, sino un proceso. Gradual. Con altibajos y desafíos que son parte del camino. Y al contrario de lo que se puede suponer, son partes que muestran otras aristas de la compleja belleza de la vida, que se debe aprender a mirar, ver y admirar; a contemplar correctamente.

Las soluciones enlatadas, ultra-rápidas, todo-en-uno y obscenamente mágicas no son reales ni efectivas, y solo brindan la ilusión de que se está haciendo algo, muchas veces una anestesia suficiente si no se desea con el corazón comenzar un proceso de sanación e integración verdadera que, desde luego, requiere mucho más esfuerzo, recursos y dedicación.

Antes que elegir el camino fácil, o el más difícil, hallar un camino que tenga sentido.


Por: Lauro Alonso - www.lauroalonso.com
Última actualización de este documento: 19 de enero de 2024 - 1.1